Sentí el impulso de conocerte...demasiadas coincidencias ajenas a nuestros deseos. Te vi en una foto y me gustaste. Me viste en una foto y enseguida preguntaste a ver quien era esa chica tan guapa. El destino jugó a nuestro favor, y quiso que un día nos encontráramos. Fue todo tan irreal...yo, hablando a una persona que creía que no eras tu a través de una pantalla. Tú, sabiendo que era yo, riéndote de la situación que habías provocado para conocerme. Ese mismo día, mientras me debatía entre la duda y el deseo de hablar contigo, recibí tu llamada...Dos mentes conectadas en la distancia por necesidad de amar y ser amados.
A partir de ese instante algo inmenso, asfixiante, irreal empezó a crecer dentro de mi corazón, de mi mente y de mi cuerpo. Necesidad de escuchar tu voz, de mirarte a los ojos, de sentir tus manos sobre mi piel, de morder esos labios que me vuelven loca.
Y la distancia nuevamente...volvió a jugarnos una mala pasada. Mi pánico a viajar, nuestra falta de recursos económicos, el miedo a volver a enamorarnos...acabó con la que creo que iba a ser la historia de mi vida.
Aunque no me veas, ni me escuches, ni me sientas...sigo pensando en ti y en los momentos que vivimos juntos.
Es tan corto el amor y tan largo el olvido...